5/24/2005

Ella fue a la cárcel acusada de violancion contra el menor
El romance de una ex maestra y su alumno termina en boda en EU

  • Mary Kay Letourneau, de 43 años, y Vili Fualaau, de 22, se casaron en Seattle tras pasar ella siete años en la cárcel por 'violarle' - La pareja tiene dos hijas, una de las cuales nació en prisión


Seattle. Mary Kay Letourneau, la ex maestra estadounidense que pasó más de siete años en la cárcel por mantener relaciones sexuales con un alumno que entonces tenía 12 años, se casó con él el pasado fin de semana.
Tras años de problemas legales, la pareja por fin vio completado su sueño con una boda que se celebró en Woodinville, una bodega vitícola cerca de Seattle (en el Estado de Washington). La ceremonia fue estrechamente vigilada después de que la pareja vendiese los derechos a dos programas de televisión: Entertainment Tonight y The Insider, aunque éstos aseguraron no haber pagado por la exclusiva.
La ex maestra de una escuela de Burien, en Washington, tiene ahora 43 años, mientras que Vili Fualaau, su antiguo alumno, tiene 22.
Letourneau estaba casada y tenía cuatro hijos cuando comenzó su relación con Fualaau, en 1996. Al poco tiempo se quedó embarazada por primera vez del muchacho, y fue condenada a seis meses de prisión por violación.
A las pocas semanas de quedar en libertad bajo palabra, Letourneau fue arrestada tras ser vista cuando mantenía relaciones sexuales con el joven en su vehículo, y volvió a prisión, donde dio a luz a la segunda hija de la pareja, informa Efe. Ambas niñas quedaron a cargo de la madre de su ex alumno mientras la maestra estaba encarcelada.
Poco después de que Letourneau quedara en libertad, a mediados de 2004, la pareja consiguió que un juez anulara una prohibición que impedía que se vieran. "Hay cosas trágicas que le pasan a todo el mundo en su vida, y esto ciertamente fue una tragedia", señaló Letorneau a un programa televisivo.
Las hijas de la pareja, Audrey de ocho y Alexis Georgia de siete años, presentaron las alianzas durante la ceremonia, a la cual fueron invitadas 200 personas.

Agencias

5/03/2005

Tiene 93 años y vive en una residencia de ancianos

La enfermera de Hitler cuenta, 60 años después, la caída del dictador




Londres.- Una enfermera de la Cruz Roja Alemana que acompañó a Adolf Hitler en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial ha roto por primera vez su silencio para relatar las últimas horas del dictador y de sus colaboradores.
En una entrevista que publica el diario británico 'The Guardian', Erna Flegel, de 93 años, asegura, entre otras cosas, haber intentado persuadir a la esposa del ministro de propaganda del Tercer Reich, Joseph Goebbels, para que no matase a los seis hijos de la pareja.
"Yo quería que se hubiese llevado de la ciudad (Berlín) al menos a uno o dos de sus hijos", pero Magda Goebbels, se negó: "Yo pertenezco a mi esposo. Y mis hijos me pertenecen a mí", le respondió la mujer.
Eran unos niños encantadores, recuerda la enfermera, según la cual el propio Hitler les tenía mucho cariño, tomaba con ellos chocolate caliente y les dejaba utilizar su propia bañera.
Magda Goebbels, a la que Flegel describe como una mujer "inteligente", toleraba sin rechistar las conocidas y frecuentes infidelidades de su marido.
Flegel afirma, por otro lado, que el 'Führer' se sintió profundamente abatido después de que el Ejército soviético llegase al centro de Berlín y viese claramente que Alemania había perdido la guerra.
"Hitler no necesitaba cuidados especiales. Yo estaba allí exclusivamente para ocuparme de los heridos. El había envejecido mucho en los últimos días y daba la impresión de ser un hombre 15 o 20 años mayor", recuerda.
Según la enfermera, Hitler tenía un fuerte tembleque, le resultaba difícil caminar y su lado derecho seguía muy debilitado por culpa del atentado contra su vida.
La enfermera de Hitler califica en su entrevista a la amante del dictador, Eva Braun, de jovencita insignificante y asegura que la muerte de Blondi, el perro del 'Führer', los afectó más que el suicidio de aquélla.
La decisión de Hitler de casarse con Eva Braun convenció a Erna Flegel de que el Tercer Reich tocaba a su fin, recuerda.
Erna Flegel, una de las dos supervivientes del búnker de Hitler que todavía viven, trabajó en la cancillería del Reich, en Berlín, a partir de enero de 1943.
Según su relato, Hitler se despidió de todo su equipo médico en las primeras horas del 30 de abril de 1945 antes de quitarse la vida de un disparo aquella tarde.
"Salió de un cuarto lateral, nos estrechó la mano a todos, dijo unas cuantas palabras amistosas, y eso fue todo", recuerda su ex enfermera.
Flegel no llegó a ver el cadáver de Hitler, pero supo que el dictador había fallecido al ver de pronto en el búnker más muertos de los que había normalmente. Su cuerpo fue llevado al jardín de la cancillería e incinerado.
Después del suicidio del 'Führer', un grupo de oficiales de las SS intentaron escapar del búnker, pero Flegel fue una de las seis o siete personas que esperó dentro a la llegada de los rusos, el 2 de mayo de 1945, hace sesenta años.
Flegel, que vive actualmente en una residencia para ancianos en el norte de Alemania, recuerda que a partir de noviembre de 1944 y mientras se derrumbaba el Ejército alemán, Hitler continuó en Berlín, retirándose de cuando en cuando al búnker con los miembros de su entorno.
Según su ex enfermera, el dictador hablaba regularmente con todo el personal a su servicio. "Su autoridad era extraordinaria. Siempre se mostró cortés y encantador. No había nada que objetarle", recuerda.
La existencia de la ex enfermera había sido un misterio hasta ahora. El diario británico llegó a ella tras larga búsqueda a raíz de la desclasificación por la CIA de un interrogatorio al que fue sometida en noviembre de 1945 por los estadounidenses.
La secretaria de Hitler, Traudl Junge, cuyas memorias ha inspirado 'El hundimiento' la última película sobre las últimas horas del dictador, encarnado por Bruno Ganza, falleció en 2002, y otro testigo de esos últimos momentos, su telefonista Rochus Misch, de 88 años, se niega a hablar con la prensa.

EFE